La Ilustración marcó una etapa nueva en Europa basada en el racionalismo en detrimento de la fe. Extendiéndose su espíritu crítico en todos los ámbitos sociales y culturales, incluyendo, claro está, todas las manifestaciones literarias que aparecieron en este siglo. Y, como era de esperar, desde Espectáculos BCN queremos compartir la gran aportación de la Ilustración en el ámbito teatral: el nuevo género del teatro neoclásico.
Una vez contextualizado el teatro neoclásico, te vamos a hacer un pequeño resumen de sus características. Nombrando las obras de teatro más importantes y explorando el famoso teatro francés neoclásico. Sin olvidar la importancia que tuvo aquí en España. ¡Sigue leyendo para descubrirlo!
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ToggleTodo lo que necesitas saber del teatro neoclásico
El teatro neoclásico es la manifestación teatral europea que apareció en el s. XVII en Francia y se desarrolló enormemente en el s. XVIII durante la Ilustración. Por lo que el teatro del s. XVIII sigue los parámetros y expresa los ideales típicos del siglo de las luces como el racionalismo, la armonía y el equilibrio.
Porque, a grandes rasgos, la Ilustración fue un movimiento cultural e intelectual -con un alto impacto en Francia, Reino Unido y Alemania- que se proponía combatir la ignorancia y el fanatismo mediante la razón y el amor por el conocimiento. De ese modo, se impulsó una revisión crítica de ideas, valores y tradiciones siguiendo el ideal de la razón.
¿Cuáles son las características del neoclasicismo?
El término neoclásico da muchas pistas acerca sus características, haciendo referencia a la antigüedad clásica. De ese modo, el neoclasicismo se describe como un movimiento cultural que devuelve la estética y el gusto por lo antiguo, alejándose de los excesos del barroco. Los dramaturgos protagonizaron este retorno a los clásicos grecolatinos para adaptarlos a su contemporaneidad en busca de la racionalidad.
El retorno a la Antigüedad clásica es el resultado de la búsqueda por el ideal de la razón. Porque en la época clásica el conocimiento, el equilibrio, la armonía eran los principios imperantes que se seguían. A partir de aquí se derivan muchas más características del teatro neoclásico, las más relevantes son:
- Obras didácticas y moralizantes. Ya fueran comedias, tragedias o epopeyas, las manifestaciones neoclásicas servían para denunciar o corregir vicios, al tiempo que exaltar e impulsar determinadas virtudes. Y así anteponer la razón a la ignorancia en un teatro cuya máxima función era educativa.
- Verosimilitud. Normalmente, la mayoría de piezas representaban situaciones verosímiles de la realidad burguesa. Tratando problemáticas sociales reales y teniendo como protagonista a un héroe de clase alta.
- Respeto por las reglas clásicas. Todas las obras seguían des del punto de vista formal las reglas teatrales clásicas. Es decir, respetaban las 3 unidades básicas del teatro. Las cuales son la del lugar, del tiempo y de la acción. De modo que la pieza debía realizarse en menos de 24 horas, en un escenario o lugar único, y constar con un inicio, nudo y desenlace marcados.
¿Cuáles son las obras de teatro del neoclasicismo más importantes?
Son muchas las obras neoclásicas -sobre todo tragedias neoclásicas para fines didácticos y comedias neoclásicas para satirizar costumbres y vicios- importantes en la historia, la mayoría escritas por dramaturgos franceses. La lista es eterna, razón por la que hemos elegido 1 obra de los autores más reconocidos y famosos del teatro neoclásico europeo. ¡No te las pierdas!
El sí de las niñas (1806)
El dramaturgo español Leandro Fernández de Moratín escribió la obra de teatro más característica del neoclasicismo. Esta obra maestra es una comedia de denuncia y crítica social de la moral de los ciudadanos españoles de la época. Tratando temas reales de su época como los matrimonios forzados, las desigualdades sociales y el papel de la mujer.
La pieza presenta la vida de Doña Francisca, una adolescente de 16 años cuya madre arregla un matrimonio con un hombre mayor de 59 años. Aunque esto le garantiza una vida acomodada, ella no puede evitar mostrar su amor por un joven soldado. Lo que crea una trama de amor y desamor verosímil en su época.
El misántropo (1666)
Otra de las mejores obras del teatro neoclásico es El misántropo, obra del famoso dramaturgo Molière. Siguiendo la línea de las características del teatro neoclásico, se trata de una obra profundamente moralizante. En la que el protagonista Alceste muestra los vicios y costumbres de la sociedad que deben corregirse. Puesto que él personaliza el odio a la humanidad porque la considera hipócrita, egoísta y corrupta. Motivando al desarrollo de una historia donde no falta el amor movido por las pasiones.
Fedra (1677)
Fedra se ha convertido en una obra de culto escrita por el famoso dramaturgo francés Jean Racine. En la que se muestra el gusto por los clásicos griegos. Puesto que la tragedia retoma el mito de Fedra escrito por Eurípides. De ese modo, Racine narra el trágico triángulo amoroso entre el rey Teseo, quien es anunciado muerto en el primer acto; Hipólito, su joven hijo enamorado de Aricia; y Fedra, quien da nombre a la tragedia, esposa de Teseo que declara su amor por Hipólito.
¿Qué es el teatro francés neoclásico?
Molière, Jean Racine y Pierre Corneille son nombres que no pasan desapercibidos al hablar del teatro francés neoclásico. Porque se convirtieron en los 3 grandes exponentes del neoclasicismo francés que, inicialmente en el s. XVII, se originó en Francia. Cuando los franceses reaccionaron contra el barroco y los filósofos defendieron los preceptos aristotélicos de la antigüedad clásica. De ese modo, el teatro francés neoclásico se presenta como el modelo original de esta manifestación teatral que se extendió más tarde por Europa con gran éxito.
Se considera Pierre Corneille el padre del teatro francés neoclásico. Cuando en 1636 publicó su obra Le Cid que seguía las normas de la Grecia clásica. Generando polémica al alejarse de los cánones barrocos, pero incitando al desarrollo de lo que sería el teatro neoclásico.
Origen del teatro neoclásico y teatro neoclásico español
De Francia el teatro neoclásico se extendió rápidamente por Europa. Porque en medio del glorioso Siglo de las Luces, que anteponía la razón a la fe, el teatro se presentó como el medio ideal para expresar los valores que seguían a los ciudadanos. Por aquel entonces servía no solo como vía de entretenimiento. Si no que era también fuente de conocimiento y un método de divulgación didáctica, ajustándose a la perfección con la intención educativa de la Ilustración. En la que accedía todo el pueblo, independientemente de la clase social y el su nivel de alfabetismo de sus ciudadanos.
Y el caso del teatro neoclásico español no fue una excepción. Siendo Tomás de Iriarte un canario que empezó a traducir obras francesas neoclásicas al mismo tiempo que seguía sus esquemas para las suyas. Y quien llegó a influenciar al madrileño Leandro Fernández, el máximo representante del teatro neoclásico en España. El teatro barroco español fue superado por el triunfo del neoclasicismo. Con la aparición de grandes obras españolas como: El viejo y la niña (1790) y La mojigata (1804) de Leandro Fernández; e Idomeneo (1792) y La condesa de Castilla (1798) de Nicasio Álvarez Cienfuegos.