“Paseaba por un sendero con dos amigos; el sol se puso. De repente, el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio: sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad. Mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad. Sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.”
Esto escribía Edvard Munch en 1892 en su diario, relatando la experiencia emocional que el artista convirtió en una de las obras pictóricas más reconocibles de la historia del arte: El grito. Colores que gritan, la ansiedad en la pintura, y unas aterradoras nubes de sangre se transformarían en la máxima representación del expresionismo.
Todo muy sencillo y muy claro sobre el lienzo, pero ¿cómo se transmite esto en teatro? Hoy en Espectáculos BCN nos adentraremos en el fascinante mundo del teatro expresionista, y conoceremos sus características, autores y obras.
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ToggleCaracterísticas del teatro expresionista
El expresionismo fue uno de los primeros movimientos de vanguardia que revolucionaron las formas de representación de una realidad oscura, desilusionante y horripilante en el arte. A diferencia de su predecesor, el impresionismo, el expresionismo se cultivó no solo mayoritariamente en las artes pictóricas, sino que también de forma extensa en literatura, y especialmente en teatro.
El arte expresionista intentaba plasmar la experiencia emocional y el estado mental del propio artista sobre el lienzo, o en este caso el escenario. El expresionismo significó así un cambio drástico de la representación “objetiva” de la realidad aspirada por los realistas y naturalistas del siglo XIX a una preocupación única en la experiencia personal y subjetiva. Esto se traduzco en una deformación de la realidad representada para conseguir un efecto emocional, evocar ideas y sentimientos.
Pero las emociones y la subjetividad no eran nada nuevo, ni en el arte ni en el teatro. ¿Cómo lo hicieron los dramaturgos para plasmar tal cosa de forma novedosa sobre el escenario? Como muchas otras veces, los alemanes tuvieron la solución, y un teatro expresionista nació y se hizo muy popular en este país europeo antes de hacer las maletas y viajar por el mundo.
Las características que lo diferenciaban de todo otro tipo de teatro son:
- Acción fragmentada y dividida en distintas escenas o episodios, representadas una tras otra (llamado en alemán Stationendrama)
- La fragmentación de la acción también desdibuja los conceptos del espacio y tiempo.
- Personajes secundarios estereotipados que se caracterizan más por su papel social (el Padre, la Hija, el Extranjero, etc.) que por su carácter o psicología. Personajes tipificados, sin nombre ni personalidad propia.
- A menudo existe un protagonista a través de cuyo punto de vista se desarrolla la obra. Su caracterización suele estar basada en el concepto del “Übermensch” de Nietzsche, contra los valores tradicionales y a la búsqueda de la modernidad.
- Temáticas predominantes: el psicoanálisis, la sexualidad, los sueños, la libertad individual, la subjetividad, la modernidad.
- Crítica social más bien pesimista y a veces satírica sobre la vida urbana, el colapso de la civilización, los valores burgueses de la época, la autoridad, etc.
- Una escenografía innovadora: reducción del atrezo y la decoración para dar más importancia a un sonido y a una iluminación impactantes. La abstracción y el simbolismo de la escena era más importante que su realismo.
- Precursores e influencias: teatro simbolista y teatro alemán del siglo XIX – Woyzeck de Georg Büchner, y Despertar de primavera de Frank Wedekind, por ejemplo.
Teatro expresionista: autores y obras
Una vez conocidas las características del teatro expresionista, es interesante descubrir los autores que las pusieron en práctica de formas distintas en sus obras. Los más destacados son los siguientes:
Georg Kaiser (1878-1945)
Georg Kaiser es considerado el dramaturgo expresionista alemán por excelencia. Kaiser conoció gran éxito en vida, con sus obras siendo representadas tanto en Alemania como en el extranjero, pero con el ascenso del nacionalsocialismo al poder, sus piezas fueron quemadas y prohibidas, y Kaiser tuvo que exiliarse en Suiza, donde continuó su labor como dramaturgo.
Sus obras reclaman un rejuvenecimiento y modernización de la sociedad a través de sus protagonistas, dejando de lado los anticuados valores burgueses del pasado. Sus obras más importantes reflejan este deseo de cambio, y ejemplifican perfectamente las características del teatro expresionista:
- Del amanecer a la medianoche (1912): Tras un encuentro con una dama en el banco donde trabaja, el cajero de un banco (llamado siempre “Cajero”) decide robar 60.000 marcos alemanes y empezar una nueva vida. A través de una serie de escenas en distintos lugares como un cementerio, su casa burguesa con su familia, el Palacio de los Deportes de Berlín, un local de baile, o una reunión del Ejército de Salvación, el Cajero sembrará el caos en la búsqueda de la felicidad, la libertad y la modernidad. Al final de la obra, al llegar la medianoche, Kaiser plantea al espectador la pregunta implícita de si esta búsqueda es posible en la sociedad contemporánea.
- Los burgueses de Calais (1914): Alegado antibelicista de Kaiser en el contexto de la Primera Guerra Mundial. La obra está inspirada en la famosa escultura del mismo nombre de Auguste Rodin y en la historia que le acompaña de seis burgueses que ofrecieron su vida para salvar los habitantes de la ciudad de Calais durante la Guerra de los Cien Años (1337-1453). Kaiser hace su propia interpretación de la historia utilizando las técnicas expresionistas, con su lenguaje artificial y simbólico y su crítica a la sociedad burguesa del momento.
Ernst Toller (1893-1939)
Dramaturgo, pero también político de izquierdas y revolucionario, Ernst Toller, de familia judía, vivió y escribió sus obras durante la época más dura de la Alemania del siglo XX. Sus experiencias en la Primera Guerra Mundial le afectaron tanto personal- como artísticamente, y su involucración política le hizo presidente durante seis días de la corta República Soviética de Baviera en 1919. Toller fue sentenciado a cinco años de prisión, donde terminó algunas de sus obras más importantes.
En 1933, Toller evitó la detención del nacionalsocialismo de Hitler a través de un exilio que le llevó a viajar por varios países como Inglaterra, Estados Unidos, y también España, donde invirtió mucho dinero a la ayuda de la población civil y los refugiados de la zona republicana. Arruinado y sufriendo una fuerte depresión que solo empeoró con la derrota republicana en España, Toller terminó por suicidarse en mayo de 1939.
Entre sus obras más conocidas encontramos las siguientes:
- “Die Wandlung” (La Transformación) (1919): Obra inspirada por las experiencias directas de Toller en la Primera Guerra Mundial, que le llevaron a cuestionar la necesidad y motivos de la guerra.
- “Masse Mensch” (Hombre-Masa) (1921): Trágico drama revolucionario protagonizado por la obrera Sonja Irene, quien intenta liderar una revolución de masas entre obreros con un mensaje pacifista durante el contexto social y político de la Alemania de 1918.
- “Hoppla, wir leben!” (¡Hurra, estamos vivos!) (1927): Obra en la que trabajó junto al dramaturgo vanguardista Erwin Piscator en la dirección. Aunque la obra trata preocupaciones recurrentes del autor como la fallida Revolución de noviembre de 1918 y los conflictos sociales, ya no se enmarca tan claramente dentro de la etiqueta de teatro expresionista.
Eugene O’Neill (1888-1953)
Desde su nacimiento y popularidad en Alemania, el teatro expresionista ganó popularidad también en otros países, entre ellos Estados Unidos, donde triunfaron dramaturgos como Elmer Rice (The Adding Machine, Street Scene) o Eugene O’Neill.
O’Neill, ganador del Premio Nobel de Literatura, y cuatro veces ganador del Premio Pulitzer, es más bien conocido por su trabajo en el teatro realista y en sus propias experimentaciones teatrales posteriores, pero fue el primer dramaturgo americano a introducir de forma exitosa el teatro expresionista en Estados Unidos, y de forma significativa fuera de Alemania.
Las obras que reflejan su etapa expresionista influenciada por el trabajo de autores y filósofos alemanes son principalmente las siguientes:
- “The Hairy Ape” (El mono velludo) (1922): Considerada la primera obra plenamente expresionista en Estados Unidos. Se trata de una reflexión sobre la deshumanización de la industrialización y de las diferencias sociales que se centra en rudo y animalístico obrero Yank, quien padece una crisis de identidad al no encajar en ningún grupo social, conduciéndole a un descenso a la bestialidad.
- “The Emperor Jones” (El emperador Jones) (1920): Obra experimental que combina elementos del expresionismo con elementos del realismo. Brutus Jones es un maletero afroamericano en un tren, quien escapa hacia una pequeña isla tras matar a un hombre, y se hace “emperador” de ella. La obra es narrada por el mismo Jones en forma de flashbacks, cosa que permite a O’Neill jugar con las líneas temporales y la perspectiva a veces poco fiable del protagonista.
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
El teatro expresionista también tuvo una presencia muy especial en España de la mano del gloriosamente excéntrico Ramón María del Valle-Inclán, quien adaptó la corriente principalmente alemana con su invención casera del “esperpento”. El esperpento cogió así los personajes estereotipados e impersonales del teatro expresionista y los distorsionó aún más a través de la caricatura y de la exageración de sus elementos más grotescos. De esta forma, Valle-Inclán conseguía una especie de deformación de la realidad similar a la de un expresionismo pictórico como el de Munch: deformado, grotesco, pero subjetivo y emotivo.
Tal y como pasó de forma similar con la adaptación del expresionismo del americano Eugene O’Neill, el expresionismo de Valle-Inclán está fuertemente ligado al contexto de su propio país, en este caso España. Sus personajes y la sociedad que representa son especialmente reconocibles en la situación de decadencia y conflictos sociales del país, por lo que el “esperpento” surge de una necesidad de representar la situación particular española de una forma que superara el simple realismo y que fuera más local que el teatro expresionista de Alemania.
El resultado de una tal misión es la obra maestra de Valle-Inclán:
- Luces de bohemia (1920): Max Estrella se pasea por distintos lugares de Madrid con el grotesco personaje de Don Latino, y en su recorrido similar al de el Stationendrama expresionista alemán, encontrará a todo tipo de personajes y situaciones esperpénticas. Estas sirven a Valle-Inclán para introducir reflexiones sobre la necesidad de cambio y modernización del país, haciendo una crítica social a través de la deformación, exageración y caricaturización de una realidad patética y desgarradora. Como es el caso en muchas obras expresionistas, el final del viaje de Max Estrella es trágico, y demuestra como la sociedad contemporánea no es capaz de acoger las ideas de la modernidad por las que lucharon los expresionistas de todo el mundo.
Impulsores de las vanguardias y de la revolución tanto teatral como social, puede que los autores de teatro expresionista que hemos conocido hoy no vivieran en el mejor momento para los ideales que defendían y que la mayoría nunca vio realizados. Pero sus obras no fueron ni son en vano, ya que reflejan un sentimiento de lucha y un deseo de avance inspirador que demuestra que, incluso en los momentos más oscuros, habrá gente utilizando el arte para lanzar mensajes de reivindicación, de lucha o de esperanza, para seguir adelante. ¡No les olvidamos!