¿Qué es el esperpento de Valle-Inclán?

Aunque pueda que hoy en día Ramón María del Valle-Inclán pasara lo suficientemente desapercibido en el ambiente hípster de algún café de Barcelona con su barba y sus gafas redondas, el extravagante concepto del “esperpento” no hubiera podido salir de nadie con una vida y mentalidad menos bohémica, particular, crítica, y tan auténticamente dedicada a la literatura.

Desde Espectáculos BCN nos disponemos a explorar este autor tan especial y tan importante en la literatura española del siglo XX a través del concepto literario que él mismo adoptó e incorporó en sus obras más innovadoras: el esperpento.

El esperpento de Valle-Inclán

Uno de los mayores escritores franceses del siglo XIX, Stendhal, afirmó famosamente en uno de sus libros que “la novela es un espejo a lo largo del camino”. Y esta metáfora representa bastante bien la tradición literaria que predominó en Europa durante la mayor parte del siglo XIX, con obras literarias cuya intención era representar la realidad de forma exacta sobre el papel o sobre el escenario.

Pero los años pasan y nos encontramos a principios del siglo XX, en un mundo marcado por la decadencia, el descontento obrero, la precariedad social, la guerra y la miseria. Según muchos autores emergentes, miembros de lo que será llamado “las vanguardias“, un simple espejo no es suficiente para retratar de forma verdadera una sociedad tan deteriorada.

Valle-Inclán es uno de estos innovadores que apuesta por una deformación de la realidad, acentuando sus elementos más grotescos y sórdidos, y caricaturizando ciertas situaciones y personajes rozando a veces lo absurdo. El mismo Valle-Inclán llama a esta técnica “esperpento”.

El esperpento se caracteriza así por una exageración cómica de los rasgos más grotescos de la realidad. Esto implica, así, una mezcla entre tragedia y comedia: los elementos absurdos y caricaturescos que resultan de esta exageración son cómicos, pero la exageración en sí acentúa aspectos trágicos, siniestros y tristes de la realidad. El esperpento es una tragedia sin final feliz, pero no es una tragedia clásica con héroes admirables y temáticas nobles, sino que es una tragedia ridícula y absurda que según Valle-Inclán refleja mejor la situación de España en su época.

Los personajes no solo no son nobles, sino que el esperpento les arrebata su humanidad a través de la caricatura y la hipérbole, que consigue un efecto de cosificación o animalización. El efecto es inquietante sin llegar a ser del todo trágico, pues las figuras a quienes la tragedia impacta han sido robadas de las características humanas que despertarían nuestro horror y empatía, y así lo trágico se vuelve patético. Valle-Inclán consigue así un cierto distanciamiento entre el espectador y los personajes, deformados y deshumanizados.

Es por todo esto que podemos decir que, en definitiva, el esperpento deforma la realidad de forma a la vez cómica y trágica para hacer una crítica social de un contexto histórico tan patético como desgarrador.

Esperpento en Luces de Bohemia

Aunque existan menciones del término “esperpento” antes de la adopción de este por Ramón María del Valle-Inclán, hoy en día lo encontramos la mayor parte del tiempo directamente vinculado a la obra literaria del autor. Concretamente, el uso y ejemplificación de “esperpento” por Valle-Inclán aparece por primera vez en su obra maestra, la pieza teatral Luces de bohemia (1920).

Sinopsis breve de Luces de Bohemia

Max Estrella, un anciano poeta ciego y pobre, se pasea por las calles de un Madrid sórdido y oscuro con el bohemio Don Latino. En su misión de conseguir más dinero para sus libros, los dos personajes visitan distintos lugares como la librería de Zaratustra, o la taberna Pica Lagartos, conociendo a varios personajes del Madrid de la época – como un grupo de modernistas, por ejemplo – que introducen comentarios sobre la situación social del país.

Max y otros personajes se emborrachan en la taberna mientras se oyen disturbios en la calle, y nuestro protagonista terminará al calabozo tras su actitud de burla y desobediencia hacia la policía. Allí se encuentra un obrero catalán con quien habla sobre la necesidad de modernización del país. Aunque comparten la misma opinión, no hay cabida para la esperanza, pues al catalán le espera un final trágico a manos de la policía.

Tras la liberación de Max del calabozo, los personajes reanudan su aventura a través de las calles y locales de Madrid, conociendo a más personajes como el poeta Rubén Darío, a unas prostitutas, con quienes también compartirán opiniones, o a una mujer llorando la reciente muerte de su hijo en una alteración entre obreros y policía.

Al terminar su paseo, Max regresa al portal de su casa, donde la portera y una vecina lo encontrarán muerto. Don Latino coge su cartera, y más tarde va a emborracharse a la taberna con su dinero. El escenario grotesco de la taberna es luego acentuado por la noticia de la muerte por suicidio de la hija y la esposa de Max Estrella.

La tragedia de Max Estrella es acompañada así por constantes alusiones a las huelgas y alteraciones de obreros a principios de siglo, a los eventos de la Semana Trágica, o al aumento de pistolerismo, inseguridad y enfrentamientos en las calles. Los personajes secundarios, ya sea miserables como la mujer llorando a su hijo o el obrero catalán, o esperpénticos y grotescos como Don Latino, acompañan esta visión de una España decadente, injusta y despreciable.

Definición del esperpento en Luces de bohemia

Luces de bohemia no solo presenta un ejemplo práctico del esperpento, sino que ofrece además una definición y explicación del término en la famosa escena XII de la obra, la cual termina con la muerte del protagonista.

En ella, Max Estrella afirma que “La tragedia nuestra no es tragedia”, sino que es “el Esperpento”. El esperpento, al contrario de la tragedia clásica, es el único género capaz de representar un “grotesco personaje” como Don Latino.

Si volvemos a la metáfora del espejo de Stendhal citada al principio de este artículo, aquí encontramos también la versión esperpéntica imaginada por Valle-Inclán de esta teoría del reflejo de la realidad en la literatura. Max Estrella compara así la realidad española con los espejos cóncavos – y por lo tanto deformadores – del callejón del Gato:

Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.  

La realidad de España no es la de un espejo normal, sino que su degradación ha llegado al punto de necesitar la deformación, la exageración – el Esperpento – para expresar su esencia. Como lo explica Max Estrella: “España es una deformación grotesca de la civilización europea.

Y con las palabras del mismo Max Estrella – y por extensión, de Valle-Inclán – terminamos nuestra pequeña incursión dentro del concepto del esperpento. Y es que a veces lo que en un principio puede parecer ridículo y exagerado, puede plasmar la realidad en la que vivimos, con toda su esencia más injusta, grotesca y repugnante, de mejor forma que un retrato objetivo e impersonal.

Puede que Valle-Inclán hubiera imaginado que el esperpento era un recurso propio de su tiempo, pero por suerte o por desgracia, hoy en día seguimos conectando con su obra gracias a la casi atemporal pertinencia de este género tan crítico con la sociedad del país. Porque sea más o menos visible, más o menos evidente, siempre habrá una parte injusta, decadente y siniestra de la sociedad en la que vivimos que solo el esperpento es capaz de sacar a la luz.

Si quieres conocer más sobre otras figuras de la literatura española, sus obras y sus características literarias, no dudes en consultar nuestros artículos sobre Lope de Vega, Bécquer, o Federico García Lorca, entre otros.

Comparte este artículo
Facebook
Twitter

Suscríbete a nuestra newsletter

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *