Crítica: El Funeral – Concha Velasco llega al Teatre Borràs

Crítica: El Funeral - Concha Velasco llega al Teatre Borràs

Valoración: 5 sobre 10

El Funeral, en el Teatre Borràs, és un texto de Manuel Velasco escrito por encargo de su madre, Concha Velasco. Un texto que nos habla de una actriz, una GRAN actriz, que ha fallecido. Se celebra un funeral en un teatro (en este caso, el Teatre Borràs), con la asistencia de sus dos nietas, un sobrino que no se sabe si lo es o no, y su representante. En medio del velatorio, ¡sopresa!, la actriz aparece ante todos.

El Funeral, una obra que no termina de conectar con el público

A partir de este momento, el texto se convierte en un despropósito sin sentido. Lo que debería ser una comedia, son escenas encadenadas que pretenden ser humorísticas… pero que no acaban de conectar con el público. Se pasa por encima de algunas referencias a la actualidad, como de puntillas, intentando no ofender a nadie. Temas que podrían aprovecharse para hacer lucir un humor ácido y corrosivo, casi ni se tocan, como, por ejemplo, el IVA cultural.

En un intento barato de acercarse al público, las nietas de la actriz, utilizan el catalán en algunos diálogos e, incluso Concha Velasco, metida en su papel de Lucrecia Conti, también lo hace. El texto original es en castellano, y el público asistente lo sabe. Meter el catalán con calzador no mejora la comedia.

La direcció de Manuel Velasco es dispersa y deja muchos momentos vacíos en el escenario, sin acción ni diálogo.

Un tipo de humor que no cuajó

Hace años, había un periódico que, diariamente publicaba la lista de programas más vistos en Cataluña y los más vistos en España. Uno de los días era muy significativo: mientras en España, el programa más visto era «Hostal Royal Manzanares», de Lina Morgan, en Cataluña, el programa más visto era «L’Escurçó Negre». Dos tipos de humor completamente distintos, cada uno en las antípodas del otro.

El texto de «El Funeral» nos recuerda mucho más a los programas de Lina Morgan que al humor ácido, mordaz corrosivo de Rowan Atkinson. No hay un humor mejor ni un humor peor, pero parecía que el humor que hay en El Funeral no acababa de cuajar entre el público.

Exagerada actuación de Concha Velasco

Concha Velasco hizo de diva. Salió a escena e hizo su papel de diva, divisima, histriónica y exageradísima. El resto de intérpretes están a su servicio y hacen su papel con solvencia, teniendo claro que es Concha Velasco el centro de atención de la obra.

El escenario, con una caja de cristal y un «cadáver» en el centro, tiene un buen diseño. La pantalla del fondo sirve para conectar con periodistas y amigos. No hay nada como tener buenos amigos y buenos patrocinadores y Concha Velasco lo aprovecha al máximo.

El diseño de vestuario y la caracterización están muy bien. Las nietas, vestidas de negro riguroso, y el sobrino y el representante de traje y corbata. Y la diva, con un vestuario blanco inmaculado, y un turbante. Una diva divísima.

Concha Velasco es una gran actriz. Lo ha demostrado muchísimas veces, en televisión, en cine, y también en teatro. Hemos disfrutado con sus interpretaciones. El Funeral es un gran tropezón en su carrera. Un montaje para olvidar, porque Concha Velasco se merece que la recordemos por su buen hacer…. y El Funeral es un montaje para olvidarlo tan pronto como salimos del teatro.

El Funeral, que debería ser un merecido homenaje, acaba siendo un montaje decadente y, en demasiados momentos, casposo. Concha Velasco se merece muchísimo más.


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