Crítica: This is not here – Sala Fènix

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En la Sala Fènix, This is not here (Re-imagine Yoko Ono) entrega una apuesta teatral que se nutre del arte conceptual, la poesía visual y la performance. Sònia Masuda Mora, directora y protagonista, caracteriza una versión de Yoko Ono desconocida para muchos. Junto con John Lennon, interpretado por Albert Martí, rescata diversos eventos personales e históricos que marcaron el imaginario y los estereotipos entorno a la artista japonesa.

En el escenario nos encontramos con una obra que habla desde el activismo, la pasión, la discriminación y el amor profundo por el arte. Sin lugar a duda, un lugar para reimaginar, reinventar y redescubrir, no solo a Yoko Ono, sino muchas mujeres que se han visto interpeladas por las trabas ilógicas del racismo, el machismo y el fanatismo.

This is not here recupera a una Yoko Ono invisibilizada

Un escenario estático. Un juego con proyectores. Un montón de música, grabaciones e imágenes de archivo. Un John Lennon intrépido y prepotente. Una Yoko Ono creativa y feminista. Enumerar ayuda a destacar las virtudes de un arte. En este caso, las fortalezas de un teatro sencillo, alternativo y cargado de emoción.

Lo primero que nos encontramos es una especie de galería donde se encuentran John y Yoko vestidos de blanco, como en las imágenes del documental Bed Peace. En una transición de momentos que reconstruyen la vida personal de Yoko, Sònia Masuda nos adentra en un personaje críptico.

Aunque está profundamente perturbada y alterada por el rechazo que tuvo después de que los Beatles se separaran (y recibiera injustificadamente la culpa), destaca su reivindicación de la paz, la inclusión y la igualdad.

Una obra que interactúa con el público

A lo largo de la obra, en un formato sin cronología, viajamos por Hanoi, Tokio, Nueva York y Montreal de la mano de una mujer polifónica: poeta, artista, compositora, directora de arte. No nos movemos simplemente con Yoko, desde el principio Sònia Masuda rompe la cuarta pared. Se dirige a nosotros y nos confiesa que ella no es la artista, que esta es una simple interpretación y que tenemos que hacer algo muy simple: imaginar.

Aunque este recurso se utiliza en distintos momentos de la obra, su clímax llega ya hacia el final; cuando la actriz ha enganchado al público, cuando le ha servido confianza y este está atento a sus movimientos y palabras. Justo en ese instante, Yoko y Sònia se convierten en una. En un monólogo la actriz nos confiesa el porqué de esta obra.

Un ejemplo de que lo personal es artístico (y político)

Este último acto es transgresor y llamativo. Aquella consigna que ya nos recordaban desde el siglo pasado las feministas (lo personal es político) en esta obra forma un tríptico: lo personal es artístico, y lo artístico es político.

Sònia puede interpretar a Yoko por todo lo que comparten. No es el simple hecho de ser mujeres artistas en una industria machista. Es también el tener rasgos asiáticos en medios xenófobos o enfrentar una carrera ligada a los estereotipos: “tú nunca podrás tener o hacer esto, por cómo te ves”.

Durante los pasados 50 minutos las interpretaciones fueron preparando el espacio para que la actriz conectara al público con algo mucho más íntimo: su vida personal. Este cierre nos deja en un estado nostálgico y reflexivo.

Algunos errores en la interpretación

A pesar de todas sus virtudes, a lo largo de la actuación ambos actores tartamudean, tienen silencios cortos pero incómodos, que parecen no estar planeados.

De igual modo, los diálogos a veces se dan en catalán, en castellano y en inglés; sin embargo, no parece haber algo que justifique por qué están hablando en un idioma o el otro. Esto despista al público y se desconecta de la reflexión que propone el guion.

A pesar de ello, estos pocos fallos se compensan con la nueva apuesta y concepto que nos entrega Sònia Masuda Mora. This is not here estará disponible hasta el 6 de diciembre en la Sala Fènix.


  • Lo que más me gustó: la dirección y el guion
  • Lo que menos me gustó: el cambio injustificado de idiomas en los diálogos

Crítica: This is not here – Sala Fènix

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