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El clásico de Federico García Lorca, Bodas de sangre, llega a Barcelona de la mano de Projecte Ingenu en un espectáculo que se mueve entre la ficción y la realidad al mezclar elementos de la obra original, con elementos propios de la biografía de Lorca. Un espectáculo actual y vanguardista que emplea los audiovisuales para crear un montaje en el que se organiza un acontecimiento que nunca se ha podido llevar a cabo: el funeral del poeta.
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ToggleBodas de sangre, una propuesta moderna y multidisciplinar de la mano de Projecte Ingenu
Uno de los elementos más llamativos de la adaptación de Bodas de sangre que ha hecho Projecte Ingenu es el toque vanguardista que le ha dado a la pieza. Sobre el escenario, asistimos a una boda en la que abundan los reportajes de fotos, donde la cámara se vuelve la testigo de la realidad y en cuyo objetivo se recogen todas aquellas verdades silenciadas.
Durante gran parte de la obra vemos a los personajes a través de la pantalla. Actúan mirando a la cámara y es a través del objetivo por donde vemos las reacciones de todos ellos. Un formato innovador y rompedor que se parece más al teatro documental que a una obra costumbrista como las de Lorca; una elección que va en sintonía a ese trasfondo de realidad que se le ha quedado dar a la pieza, una incursión de la autoficción que también se ha colado en este clásico y que nos muestra la figura de Lorca creando, así, un paralelismo con su obra y su vida.
Sin embargo, el recurso de la cámara no siempre funciona. Al principio es original y llamativo porque, mediante primeros planos, podemos ver reacciones contenidas y captar todo aquello que no se verbaliza. Pero, al final, el uso abusivo de la cámara hace que no disfrutemos 100% del teatro: los actores y actrices actúan en muchas ocasiones mirando a la cámara, no al público, y esto hace que se cree una distancia con los espectadores y que la obra no termine de calar hondo.
Un espectáculo artístico y llamativo
Bodas de sangre apuesta por la mezcla y fusión de diferentes tipologías artísticas: desde la música en directo (¡muy acertada!), hasta el canto, el baile flamenco, el cine y, por supuesto, el teatro. Todo ello, con una puesta en escena que, realmente, viste muchísimo: hay momentos de gran belleza escénica, con juegos de luces que recrean la poesía del momento y de las emociones, así como un acompañamiento musical y de sonido que ayuda a enfatizar cada momento. El resultado sobre la escena es impactante y estéticamente muy bonito; además, hay escenas a cámara lenta que son una auténtica joyita.
PERO… Sí, hay un pero. El uso de tantas disciplinas artísticas es un tanto abusivo. Hay tantos estímulos sobre el escenario que, al final, no sabes hacia dónde mirar. Las escenas se ven un poco “sucias”, en el sentido de que hay muchos elementos que no terminan de encajar del todo bien.
En definitiva, Bodas de sangre es una propuesta arriesgada que tiene algunos elementos que son acertados y otros a los que habría que darle una vuelta. Pese a ello, se trata de una obra bien interpretada, con una llamativa puesta en escena y con recursos teatrales sorprendentes e innovadores.
- Lo que más me gustó: Los recursos escénicos innovadores que aparecen como, por ejemplo, la cámara lenta, el diseño de luces y los efectos de sonido que crean un ambiente cinematográfico que aúna muy bien con la esencia de la propuesta.
- Lo que menos me gustó: El uso excesivo de la cámara de vídeo. Me gustaría tener la oportunidad de mirar a los actores y actrices directamente si lo prefiero y no tener que mirar, sí o sí, a la pantalla. Me cansa tanta pantalla en el teatro. Me distancia demasiado.